BIOGÁS Y BIOMETANO (2) UNA REFLEXIÓN SOBRE LA OBJETIVIDAD DE LA REFLEXIÓN QUE INTENTA SER OBJETIVA
Artículo recibido del autor y publicado a la vez que el anterior el mismo 26 de diciembre de 2024 en La Protesta
Toni Jorge. Ecologistas de la Manchuela.
UNA REFLEXIÓN SOBRE LA OBJETIVIDAD DE LA REFLEXIÓN QUE INTENTA SER OBJETIVA.
El siguiente escrito intenta ser una respuesta a otro que lleva por título “UNA REFLEXIÓN SOBRE EL DESARROLLO DEL METANO QUE INTENTA SER OBJETIVA” firmado por Fernando Suárez Mejido.
Lo primero que nos llamó la atención al leer el texto, fue, sin lugar a dudas, el mismo título, ese intento de objetividad por parte de alguien que, al margen de llevar toda su vida intentando dar impulso al desarrollo del biogás y en esa trayectoria haber asumido cargos en la patronal del sector y ser parte del accionariado de una de las plantas de biometano de Toledo. Pues bien, como decíamos, ese intento de objetividad parece cuanto menos complicado, aunque no dudo que sincero. Es humano el hecho de que resulta muy difícil, cuando uno es un ferviente defensor de algo, la tendencia a no considerar y muchas veces no ver los defectos o las partes menos amables de lo que defendemos.
Entra el documento de referencia directamente y sin ningún tipo de cuestionamiento al papel de las energías renovables como método fundamental en la lucha contra el cambio climático, dando así por sentados varios extremos bastante cuestionables.
En primer lugar suponer que es posible que las energías renovables pueden cubrir las necesidades energéticas del mundo actual (y no sólo el desarrollado mundo Occidental) y además hacerlo manteniendo el crecimiento de la economía. Ambos tópicos son ampliamente desmentidos por la ciencia. Ignora también que las renovables no son energías autosustentadas como sí lo son las fósiles (se utilizan fósiles para obtener energía fósil pero también se tienen que utilizar para la obtención de renovables) y por lo tanto un crecimiento como el necesario para la sustitución del actual sistema por otro basado en renovables requeriría una cantidad de extractivismo y de consumo de fósiles que contradicen totalmente la descarbonización necesaria.
Un instrumento necesario, pueden serlo, pero no con nuestro sistema de producción y consumo que ignora límites. No ignoremos otros aspectos mucho más importantes, como la contracción necesaria de la economía, renuncia al crecimiento, distribución justa de la riqueza y de los recursos y todo un amplio abanico de medidas a las que el sistema vigente tiene pánico y que para nada aparecen en su horizonte.
Aborda simultáneamente otro tópico que se ha dado por cierto en el discurso oficial y que ya forma parte del relato aceptado. Me refiero al encuadre del biometano como “energía renovable”. Hasta dónde yo sé, una energía renovable es una energía que se produce de manera continua en nuestro planeta y que capturamos mediante diversos sistemas que de momento son los de captación eólica y fotovoltaica. Cierto es que el biometano se produce de manera natural en la naturaleza por la acción de las bacterias que descomponen la materia orgánica (materia orgánica que a su vez es producida por las plantas y algas a través de la fotosíntesis, proceso que les permite convertir la energía del sol en enlaces químicos que a su vez la almacenan), y en este caso se podría considerar un vector de energía renovable. Pero pretender que esto es lo que se produce en una planta de biometanización es ponerse una venda en los ojos. La materia orgánica que en ellas se trata no existiría sin una intervención humana decisiva en la que se generan residuos a través de diversos procesos de transformación que requieren un alto coste energético (y por lo tanto de emisiones) que hace que el balance sea absolutamente negativo. Se da además otra paradoja interesante, y es que se puede entrar en un círculo vicioso, generamos energía a partir de residuos con lo que necesitamos estos residuos para generar energía, residuos que a su vez nos han obligado a consumir energía. Esto vuelve a poner el foco en que el único camino es la reducción del consumo energético que conlleva de rebote una reducción de la cantidad de residuos. Sólo así tendría sentido la apuesta por la biometanización.
Con esto no estamos cuestionando, ni por una parte que la biometanización sea con diferencia el mejor método de tratamiento de residuos ya que reduce el impacto de estos. Es una obviedad que si en lugar de dejar escapar la energía de una descomposición aeróbica exotérmica (una oxidación en suma) consigo un compuesto en el que el CO2 es utilizado como aceptor de electrones consigo un hidrocarburo saturado simple con una cierta densidad energética. Nos malinterpretan cuando se habla de nuestra oposición a las plantas de biogás, ya que nunca nos hemos opuesto a las plantas de biogás, de hecho siempre hemos creído en ellas, desde el principio, pero siempre soñábamos con otro modelo, basado posiblemente en otro sistema agroganadero no basado en la depredación del medio. Pero naturalmente que nos oponemos y nos opondremos al modelo especulativo que se quiere implantar y que se está implantando.
Vuelve a insistir en que la oposición ciudadana se debe más al carácter de tratamiento de residuos que al carácter de renovable. De la renovabilidad ya hemos hablado. De lo de que se debe a los residuos nos podemos explayar un poco más, ya que la enlaza con lo que llama efecto nimby. A ver, seamos serios:
-El tratamiento de los residuos es un sector con bastante mala fama y además merecida, un sector con una falta absoluta de control y dónde operan empresas de dudosa reputación y de más dudosas prácticas todavía. En Nápoles se encuentra directamente bajo el control de la Mafia, habiéndose descubierto recientemente tentáculos de la misma que se dedican a entrar de manera ilegal residuos en nuestro país. El ayuntamiento de Almonacid del Marquesado ha puesto un contencioso al consejo de Transparencia para evitar facilitar a Ecologistas en Acción de la Manchuela el convenio firmado con Reciclados el Marquesado, Granja de Ves, propietaria de una planta de biogás negó durante dos años a Ecologistas en Acción de la Manchuela la relación de co-sustratos que se incorporaban a la planta amparándose en un supuesto “privacidad de los datos industriales”; en Extremadura los proyectos que se someten a exposición pública lo hacen borrando absolutamente todas las cantidades de co-sustratos, producción, y con ello imposibilitando cualquier alegación, etc . Son frecuentes los incendios “fortuitos” en vertederos de toda nuestra geografía. El modelo de gestión imperante es la construcción de grandes centros de tratamiento de residuos o de vertederos que , buscando la rentabilidad acogen residuos de grandes áreas, pero curiosamente, siempre alejados de las grandes urbes y sospechosamente cercanos a pequeñas poblaciones, produciendo molestias más que evidentes y no vamos a entrar en las irregularidades constantes que tienen lugar en los centros de gestión. Se debe saber y se sabe que es un modelo desastroso y que es normal que despierte la desconfianza de los vecinos.
-Estoy convencido que no hay ninguna población que rechazara el asumir su propia responsabilidad sobre los residuos que genera por la vía que fuera, compostaje o biometanización, pero naturalmente nadie es lo bastante tonto como para acoger la gestión de los pueblos que tiene alrededor, y si son muchos, mucho menos. Si estudiara un poco más en profundidad esta oposición, se daría cuenta que en la mayor parte de los casos viene dada por la presencia de instalaciones de ganadería industrial que son objeto de rechazo por las innumerables molestias que generan y el miedo más que justificado a que la presencia de este tipo de plantas perpetúe un modelo que no se desea. O bien de plantas en las que asusta la cantidad de residuos que tratan. Todos sabemos que en determinadas cuestiones el tamaño sí importa. Y si detrás de las plantas se intuye la presencia de grandes empresas responsables del cambio climático, razón de más para la desconfianza en su lenguaje “ verde, sostenible y descarbonizado”. La desconfianza está más que justificada si se tienen en cuenta las experiencias existentes hasta ahora: Lluxent, Balsa de Ves, Navia, Campillos, Picassent. Y una serie de casos en los que hemos echado muy de menos un posicionamiento activo por parte de una asociación como AEBIG que dice estar muy preocupada por el prestigio del sector.
Naturalmente que sabemos que la biometanización es el sistema ideal de tratamiento de los residuos orgánicos, y naturalmente que sabemos que su no rentabilidad era el obstáculo de su desarrollo, pero también sabemos que son las industrias que obtienen beneficios las que desde el principio deberían ser las responsables de la correcta gestión de sus desechos aunque esto fuera en detrimento de sus cuentas de resultados. En el sistema económico vigente prima la obtención de beneficios sobre la correcta gestión de residuos, y sólo cuando se ha visto que devenía rentable todo el mundo se ha lanzado a impulsar esta industria en un auténtico aquelarre en el que lo menos importante, como siempre, son las cuestiones ambientales .
Coincidimos en que se tenía que haber producido el desarrollo del biogás para generación eléctrica, como si se hizo en Alemania, la potencia por superficie de planta era la idónea, y además hubiera permitido una gestión local en plantas no excesivamente grandes y que no hubieran generado tanto rechazo como las propuestas actuales. Pero aquí, como siempre, es el mercado el que controla, y en pleno boom de eólica y fotovoltaica, esto no interesaba en absoluto y se aparcó el modelo.
Cuando en el apartado de la Burbuja de Biometano se hace mención al potencial de producción de residuos ganaderos, se está admitiendo de forma implícita la enorme cantidad de residuos que produce una actividad totalmente insostenible por sus impactos ambientales sociales y huella de carbono. Y también se está reconociendo la perpetuación de un modelo de ganadería altamente subvencionada ( 82 % de la ayuda de la PAC destinadas a ellas y a la producción de piensos) y dónde se ha producido una brutal concentración de capital y de empresas nada dispuestas a renunciar a beneficios y privilegios. Solamente en Castilla la Mancha, la ganadería industrial es responsable del 70 por ciento de los residuos orgánicos producidos, el 50 por ciento de estos de porcino. Es normal que las plataformas ciudadanas que llevan muchos años luchando y el mundo científico estén ahora asustados con el balón de oxígeno que el modelo de planta que interesa al capital va a proporcionar a este sector. No entendemos el empeño en negar la indisoluble unión del crecimiento del porcino a las plantas de biogás. Por ejemplo en Alemania, las plantas de biogás dejan de recibir ayudas en la última década, con lo que se ralentiza su crecimiento a mínimos. Y a la par, en la última década desaparecen el 42 % de las granjas, tal vez exista una relación entre ambos hechos. Pero lo que está claro, creemos es que el destino de ambos sectores están unidos.
Burbuja en el sector la hay, evidentemente nadie conoce el alcance, pero está clara la ambición inversora de grandes fondos y empresas apoyando propuestas totalmente demenciales y sin base como las de SEDIGAS. Nunca hemos considerado sus expectativas como realistas y hemos denunciado el peligro de especulación, de proyectos inviables y mal redactados por las prisas a tomar una posición de ventaja en el sector. En este sentido hemos podido leer auténticas chapuzas técnicas y ambientales redactadas por ingenieros de segunda y tercera fila con escaso o nulo conocimiento del sector. También hemos asistido a las prisas desmesuradas por atraer inversión en un mercado cada vez más caliente financieramente. Y francamente, esto no es bueno, esto choca frontalmente con nuestro modelo y con lo que consideramos bueno y viable.
El sobredimensionamiento de las plantas es un hecho que predijimos desde el inicio ya que va incluido en el ADN del sistema especulativo. Pero lo de la inviabilidad de las plantas abastecidas sobre todo por purines que se mantiene por parte de Fernando Suárez choca un poco con algunos proyectos que estamos contemplando como los de la comarca de la Noguera, dónde una multinacional danesa proyecta tres plantas que tratarán 470.000 toneladas, de las cuáles 375.000 Tm serán de purines. Por el grado de inversión que conllevan, suponemos que contarán con los mejores equipos técnicos y habrán analizado la viabilidad más allá de las ayudas que esperan recibir, porque si no es así es incluso más preocupante el apoyo que reciben de la Generalitat. Agradecemos también las impecables reflexiones acerca de la sinvergonzonería de parte de los actores implicados en este tremendo desaguisado. Siempre hemos defendido un modelo de plantas pequeñas y medianas para gestión de residuos locales y abastecimiento eléctrico, pero este modelo encaja difícilmente con las plantas de inyección a red de gas . Efectivamente lo que está apareciendo es monstruoso, plantas a partir de 70 Mw son enormes y cuanto más grandes son, más problemas de gestión y más riesgos ambientales, tanto en funcionamiento como gestión de los digeridos, aunque se destinen a compostaje. El tráfico pesado que conlleva una planta de este tamaño es seguro que va a afectar de manera considerable al entorno y a las poblaciones. Pero estamos convencidos que ni el sector se va a autocontener en cuanto a tamaño ni la administración va a limitar de alguna manera este tamaño, con lo que vamos mal, muy mal.
Claro que la utilización de cultivos intermedios que propone SEDIGAS no es viable en nuestro país por el problema del agua y del cambio climático. Y como dato, apuntar que la agencia federal de medio ambiente de Alemania habla de la utilización de 1,57 millones de hectáreas dedicadas a alimentar los biodigestores. Es esto sostenibilidad? Es este el modelo alemán que se nos pone como ejemplo?
Los tres aspectos críticos que señala Fernando: radio de suministro de los residuos, almacenaje y gestión de los digeridos tienen relación con el tamaño de las plantas, pero no sólo con él, sino con los principios que puedan tener o no tener las empresas que las gestionen. Las experiencias que conocemos no son nada tranquilizadoras en cuanto a olores, mala gestión de un digerido con una excesiva demanda química de oxígeno. Nulo cuidado con los transportes y un largo etcétera. Pero realmente la administración está capacitada para garantizar que estos tres aspectos se cumplen y va a blindarse ante los intereses de industrias que dan muestras de que no les importan mucho?. La mismísima agencia federal de medio ambiente germana, donde tienen un modelo con más de 30 años de desarrollo y con 9600 plantas reconoce en su página las complejidades técnicas de este tipo de plantas y el tremendo esfuerzo que hay que hacer para que la biometanización no sea contraproducente.
Abogamos por el modelo de plantas de autoconsumo por su tamaño y creemos que son las de menor impacto ambiental y que pueden dar solución directa a muchos procesos. Es por donde habría que canalizar las subvenciones, que además estarían más democratizadas y no copadas por fondos de inversión. Y naturalmente, desconfiamos de cualquier código de buenas prácticas emanado por patronales del sector como SEDIGAS, y la razón es bien sencilla, la rentabilidad es la rentabilidad.
Las plataformas ciudadanas que se oponen a las plantas buscan información que no sólo provenga de parte interesada como son los promotores. Todos sabemos que los que quieren vendernos algo van a utilizar técnicas contrastadas de marketing y la hemeroteca está bastante llena de las molestias que provocan algunas plantas. Eso no es culpa de las plataformas, es culpa de las plantas. Que una planta no genere molestias graves requiere una serie de procesos costosos que no siempre se quiere implementar, y esta es una lotería a la que nadie quiere jugar. No parece lógico considerar que si, en alguna comunidad la distancia mínima de una explotación de porcino al núcleo urbano es de 2 km, la de una planta sea menor. Y aunque la distancia no sea el factor decisivo, si que es importante como la orientación de los vientos dominantes, la orografía y las medidas de la propia planta. No parecen ser grandes los riesgos de incendios, o al menos no mayores que los de cualquier otra instalación industrial.
El argumento que se esgrime de que las plantas de biometano no pueden recibir subvenciones porque no pueden recibir certificados verdes contrasta vivamente con lo que estamos viendo a nuestro alrededor, o bien no es cierto o les importan un pimiento a las plantas dichos certificados. En Murcia por ejemplo, el consejero del ramo anunció la movilización de 16 millones de euros de dinero público en subvenciones para el biometano. El departamento de agricultura de la Consellería en Cataluña ha concedido 43 millones de dinero público a las empresas dedicadas a la producción de biogás. El IDAE, en 2022 convoca 150 millones de euros para proyectos singulares de instalaciones de biogás. No va a provocar esto una burbuja especulativa??? No tienen razón las plataformas ciudadanas cuando hablan de proyectos, algunos inviables, nacidos únicamente para captar dinero público?
Más grave es la acusación que se hace a los colectivos vecinales de la difusión de bulos respecto al efecto llamada de las plantas de biogás sobre la ganadería industrial. En primer lugar, y como ya dijimos, es más que evidente que con ellas se pretende perpetuar un modelo agroganadero insostenible y proporcionarle un lavado verde. En segundo lugar muchos de los proyectos que aparecen se nutren principalmente de purines, y de hecho, en su ley de proyectos prioritarios, la Junta de comunidades de Castilla la Mancha favorece los proyectos que se nutren mayoritariamente de purines, en tercer lugar ya hay empresas ligadas al porcino que están lanzando proyectos de biogás antes de las propias granjas que tienen previsto instalar. Y esto no sucede sólo aquí, otras plataformas europeas tienen la misma percepción. La utilización de residuos sólidos urbanos, si se hace en plantas de pequeño tamaño y de manera consensuada con las poblaciones sí que sería una buena solución, como lo es la de las plantas ligadas a EDARs, pero de momento no se está implementando la recogida separada de la parte orgánica en la mayor parte del territorio. La afirmación de que estamos equivocados en esto sólo puede provenir de alguien a quien su amor por el sector del biogás le ciega para ver la realidad que le rodea.
Toni Jorge. Ecologistas de la Manchuela.
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