BIOGÁS Y BIOMETANO (1). "UNA REFLEXIÓN SOBRE EL DESARROLLO DEL METANO QUE INTENTA SER OBJETIVA"
Fernando Suárez Mejido
- RAZONES PARA ESTA REFLEXIÓN
El desarrollo de algunas de las energías renovables como método fundamental de lucha contra el cambio climático es un tema que se ha encontrado con problemas desde muchos frentes, no solo desde los frentes defensores de las energías fósiles tradicionales sino que, muchas veces, han tenido impedimentos en el desarrollo debido a la oposición de movimientos ciudadanos o, incluso grupos de ecologistas que han cuestionado, no la necesidad global de desarrollo, sino la aplicación en determinados casos o a determinados tipos de instalación.
Una instalación de biometano, una energía muy poco desarrollada es España, es a priori muy positiva medioamentalmente por ser un sistema eficiente de tratamiento de residuos, por producir un gas renovable y por ser un sistema de reducción de gases de efecto invernadero. La oposición ciudadana ha aparecido en cuanto se ha detectado la posibilidad/necesidad de construir nuevas plantas debido, no tanto, al carácter de producción de energía renovable sino al carácter de tratamiento de residuos que esta tecnología encierra.
Las plantas de tratamientos de residuos han sido tradicionalmente la oveja negra de cualquier instalación relacionada con la gestión medioambiental. Son necesarias, pero nadie las quiere, cumpliéndose el famoso efecto NIMBY (Not In My Back Yard – No en mi patio trasero).
Es evidente que, tanto por razones medioambientales como económicas, el desarrollo de los potenciales viables de biometano, es un hecho imparable y que, en los últimos tiempos ha cobrado una gran importancia en nuestro país debido a la falta histórica de desarrollo de esta tecnología. Pero este crecimiento debe ser equilibrado, evitando los impactos medioambientales negativos y generando efectos medioambientales positivos que puedan ser comprendidos por la ciudadanía.
Esta reflexión intenta valorar cuales son los problemas que existentes para ese crecimiento equilibrado, desde un enfoque técnico e intentando buscar, en lo posible, la mayor objetividad.
- ANTECEDENTES DEL BIOGÁS
Aunque creemos que ya ha sido explicado suficientemente en multitud de foros, es importante tener en cuenta que el biogás ha tenido un desarrollo muy leve en España cuando se compara con otros países de la UE como Alemania, Dinamarca, Italia, Holanda o, más recientemente, Francia.
La razón de esta falta de desarrollo es que el biogás en España nunca tuvo el apoyo desde la administración que se tuvo en otros países, ya que la falta de viabilidad económica de proyectos de biogás que, en su día podían haber ayudado a solucionar problemas medioambientales, nunca tuvo el apoyo en España que sí tuvo en otros países que subvencionaron durante años esta tecnología con objeto de minimizar el impacto que los residuos, sobre todo los de origen agroganadero, producían tanto a las aguas como a la atmósfera.
El desarrollo del biogás se potenció en muchos países con primas a la producción eléctrica con biogás, camino que se intentó seguir en España pero con primas muy bajas que hacían inviables las plantas. Otro aspecto que se potenció fue el autoconsumo del biogás o su venta directa para uso térmico. Desgraciadamente, en nuestro país debido a la climatología este uso se desarrolló también de forma muy marginal casi inexistente.
Por ello, cuando, a raíz del plan RePowerEU de la Comisión Europea con motivo de la guerra de Ucrania, en que se instaba a las naciones de la UE a provechar los recursos del biogás en forma de biometano y potenciar las garantías de origen y certificados verdes y, dado que en España existía a priori un gran potencial de residuos ganaderos y que este potencial no se estaba utilizando, se produjeron unas grandes expectativas para el desarrollo del biogás y, por tanto del biometano que no es sino biogás que ha sufrido un proceso de concentración de metano.
- LA DISCUTIDA BURBUJA DEL BIOMETANO
Todas las expectativas que, como comentamos arriba, se generaron para el desarrollo del biometano en España, dieron lugar a que muchos desarrolladores de proyectos, ingenierías e inversores se fijaran en este mercado como un mercado con gran potencial de negocio. Incluso las empresas gasísticas que durante años dieron la espalda al biogás e incluso pusieron trabas a su desarrollo, con el biometano se han intentado poner a la cabeza y ser considerados como los grandes impulsores del sector del biometano desde su asociación SEDIGAS.
Desde SEDIGAS se impulsó y publicó un estudio que identificaba un potencial total en España de 2.326 plantas de biometano, con una producción total potencial de 163 TWh/año. Siendo la autonomía con más potencial Castilla y León, donde se podrían, según este estudio, construir 520 plantas.
Estas cifras, en manos de desarrolladores poco conocedores del sector o con pocos escrúpulos que se lanzaron a desarrollar instalaciones muchas veces inviables, captando en base a estas cifras la atención de numerosos inversores, algunos de ellos las propias compañías gasistas, han generado unos anuncios y solicitud de proyectos por toda la geografía nacional, a mi entender, muchísimos de ellos inviables, originando una respuesta ciudadana muy notable, ya que algunos de estos desarrolladores carecían de sensibilidad medioambiental e, incluso, de suficientes conocimientos para poder diseñar y, mucho menos, informar a las poblaciones potencialmente afectadas.
Si se considera burbuja a la existencia de expectativas de desarrollo en base a hipótesis no realistas, esto es un caso de burbuja. Indudablemente no va a ser una burbuja económica que pueda estallar, porque la mayoría de estas plantas no van a llegar a ser construidas y se van a quedar solo en unos gastos de desarrollo que muchos inversores han desembolsado a los desarrolladores incluso invirtiendo en compañías desarrolladoras.
- LA POSICIÓN DEL SECTOR, ANÁLISIS CRÍTICO
En los párrafos anteriores quedan ya apuntadas las excesivas expectativas del sector que han dado lugar al anuncio e incluso solicitud a la administración de autorizaciones para multitud de plantas que, a mi entender, no van a ser nunca construidas.
Por otro lado, seguramente convencidos de que las bondades medioambientales del biometano iban a contar con apoyo incondicional de la administración, algunos desarrolladores se olvidaron inicialmente de valorar los impactos negativos que una planta de estas características pueda tener y no contemplaron suficientes medidas de control de estos impactos en las solicitudes de permisos realizadas a la administración.
Otro aspecto que ha generado rechazo en la sociedad ha sido el tamaño medio de las instalaciones. El hecho de que se hayan creado perspectivas tan enormes de producción de energía ha conducido en que para cumplirlo se consideren plantas muy grandes. Basta decir que, si dividimos los 163 TWh/año entre el supuesto potencial de 2.326 plantas, sale una media de 70 GWh hora por planta. Esto quiere decir plantas de un tamaño considerable de unas 200.000 t de materias primas con elevado potencial de metanización si hablamos de residuos agroganaderos y, por supuesto no se pueden considerar un volumen importante de purines de cerdo, porque en caso de que una planta de 70 GWh se tuviera que alimentar con purines de cerdo, se necesitarían alrededor de 1.000.000 de t de purines, lo cual es totalmente inviable. Simplemente a nivel de aportar datos. Una planta de unos 70 GWh supondría una inversión mínima de entre 15 y 20 millones de euros si se incluye el tratamiento del digestato. Por tanto, en el volumen total de 2.326 plantas luego estaríamos hablando de inversiones totales de unos 40.000 millones de euros. Como vemos esto, a pesar de que no sea viable, tiene un enorme potencial de atracción de inversores y desarrolladores advenedizos con intenciones de ganar dinero a corto y con pocos escrúpulos. De hecho, las propias compañías gasistas y algunas ingenierías son las principales defensoras de estas cifras y algunas, merced a ello, han visto reforzados sus capitales con participaciones de inversores extranjeros.
Una parte importante de estos potenciales de producción se basan en los denominados cultivos intermedios o cultivos secuenciales que evitan la problemática de que se destinen a usos energéticos tierras potencialmente utilizables para alimentación. El problema surge porque en nuestro país existen tierras y ciclo vegetativo suficiente para intercalar esos cultivos en las alternativas habituales, pero no existe agua para que crezcan en los períodos estivales que es cuando se contemplan muchos de estos cultivos secuenciales, con lo que estas cifras son, en una gran parte, imposibles de conseguir.
Creemos, por tanto, que son tres los aspectos fundamentales que cualquier proyecto de una instalación de biometano debe contemplar.:
– El suministro de los residuos, sus características y diferentes orígenes, el radio de captación de las mismas y los sistemas y volúmenes de transporte. Este es un aspecto que si que podría tener un impacto negativo cuando se pasa de unos ciertos volúmenes.
– El almacenamiento de los residuos, la capacidad de las instalaciones de almacenamiento (que sean los mínimos que garanticen el funcionamiento de la instalación) y que estas instalaciones de almacenamiento estén correctamente diseñados y con medidas para evitar malos olores, ya que los residuos almacenados en la planta son la principal fuente de malos olores de la planta, ya que el digerido no tiene prácticamente olor. Este es el aspecto que más suele impactar a la población.
– La gestión de los digeridos. Es este el talón de Aquiles de muchas plantas ya que los digeridos, debido sobre todo a su contenido en nitrógeno que en absoluto reduce el proceso de biodigestión, pueden ser una fuente de contaminación atmosférica por emisiones de amoníaco o de contaminación de aguas subterráneas por aplicación indebida al suelo. Estos dos aspectos son fundamentales porque son los más sensibles en España y por los que el gobierno español tiene incluso sanciones en marcha desde la UE.
Estos tres aspectos, además por supuesto de los comunes a cualquier instalación industrial sobre impactos sobre la fauna y los ecosistemas, son los más característicos de una instalación de biometano y están muy distantes de los que habitualmente contempla una instalación energética por lo que tanto la administración, como los promotores e ingenierías necesitan adaptar sus equipos con expertos para este tipo de instalaciones. Desgraciadamente muchas veces, los proyectos y estudios de impacto ambiental contemplan mucho más los aspectos típicos de una instalación industrial y muy poco estos tres aspectos, mucho más ligados a temas agronómicos pero que, de no contemplarse tienen un impacto importante en una planta de biometano tratando residuos ganaderos.
Por tanto, cualquier instalación y proyecto de biogás y biometano, debe contemplar de forma suficiente y dar solución a estos tres aspectos.
Recientemente. en el mes de octubre, SEDIGAS ha publicado un documento bajo el título: “Decálogo de compromisos, buenas prácticas y recomendaciones del sector para el óptimo desarrollo y operación de las plantas de producción de biogás y biometano en España”, que recoge con bastante buen criterio estos aspectos entre otros, si bien no se refiere de forma directa al tamaño de las plantas si bien al hablar de la ubicación adecuada de las plantas y del transporte, se puede deducir de forma indirecta la imposibilidad de construir plantas gigantes en el sector agroganadero.
Mención aparte merecen las plantas de autoconsumo. El sector ha olvidado en sus expectativas, debido a que son plantas de menor tamaño, este tipo de plantas que suponen una producción distribuida de la energía, que reducen el transporte de materias primas y los volúmenes de almacenamiento, reduciendo también los volúmenes de digerido y su gestión. Este tipo de plantas en países como Francia han estado subvencionadas de forma importante debido a que por su tamaño no suelen ser viables sin subvenciones. Es España ha habido por parte del IDAE alguna convocatoria de subvenciones, pero entendemos que no han sido suficientes a tenor de la baja respuesta obtenida.
- LA POSICIÓN DE LAS PLATAFORMAS CIUDADANAS, ANÁLISIS CRÍTICO
En principio, las plataformas ciudadanas suelen siempre reaccionar a cualquier planta de tratamiento de residuos que se generan en un municipio. Normalmente los daños a la población que suelen ser contemplados y argumentados desde las plataformas ciudadanas son principalmente los olores, las posibles emisiones dañinas para la salud y los riesgos por incendios o explosiones. Adicionalmente se consideran en un segundo lugar los que puedan causar el incremento del tráfico de camiones y, en el caso de municipios agrícolas, posibles daños a cauces fluviales o aguas subterráneas.
En el caso del biometano existe un gran desconocimiento sobre lo que es el biometano, la diferencia entre biometano y biogás, las tecnologías a utilizar, etc…, puesto que el biometano no es una energía que haya sido habitual.
El primer cuestionamiento de estas plantas es relativo a los olores, desde mi punto de vista erróneamente se atribuyen olores al proceso. El proceso de biometano, precisamente por ser un proceso anaerobio, se realiza dentro de tanques herméticos por lo que nunca hay emisión alguna a la atmósfera. El segundo cuestionamiento proviene de los almacenamientos del digestato o digerido. En el caso del digerido, al proceder de una digestión anaerobia ha consumido prácticamente todos sus sólidos volátiles y, entre ellos, los causantes de olores. Por ello se dice que el digerido no huele. Por supuesto que mantiene un olor a materia orgánica digerida, pero no es un olor desagradable que se parezca en absoluto a los residuos originales y no se dispersa como sucede con el olor de aquellos. Sin embargo, sí que es cierto que en la mayoría de los digeridos existe un riesgo potencial de emisiones de amoniaco que, si bien son a nivel de ppm y no son suficientes para provocar olores apreciables, sí que son significativas como emisiones contaminantes. Estas emisiones dependen sobre todo del pH del digestato, por lo que es necesario buscar soluciones para que se reduzca. Aun cuando muchas plataformas se fijan más en las distancias a las poblaciones, lo más importante es que la planta contemple soluciones para evitar riesgos de olores. Otros aspectos como la rosa de los vientos o la distancia a la población suelen ser también exigidos por la administración, y aunque son importantes, entendemos que no son tan limitantes como las medidas que ponga la planta en cuanto al almacenamiento de los residuos. Respecto a las distancias a la población, la distancia que exigen la mayoría de los ayuntamientos es de 1000 metros, distancia que parece razonable en la mayoría de los casos, siempre que se pongan el resto de medidas.
En cuanto a la planta de upgrading, que es la que concentra el biogás a biometano y sus posibles impactos, el upgrading usa tecnologías maduras que no tienen prácticamente riesgos medioambientales.
Respecto a los riesgos de incendios y explosión prácticamente no existen por dos razones, la primera porque las cantidades almacenadas de biometano son mínimas o prácticamente nulas cuando se inyecta directamente en la red y la segunda porque suelen ser este tipo de riesgos los que tienen más control en las plantas industriales, por razones obvias y técnicamente están muy desarrolladas las tecnologías de control. Además, distancias de 1000 metros evitan cualquier posibilidad de problemas en la población en este tema.
Un aspecto muy importante que sí que hay que tener en cuenta y que suele ser uno de los aspectos de lucha de las plataformas en contra de las plantas, son los tráficos de vehículos con los residuos a digerir, muchas veces con mal olor y que puedan atravesar las poblaciones. Este sí que es un tema muy importante, ligado muchas veces al tamaño de la planta. Ya hemos comentado que los desarrolladores intentan desarrollar proyectos de plantas lo más grandes posibles, que abaratan costes por economía de escala y que facilitan la atracción de grandes inversores. Muchas de estas plantas son inviables por la dificultad de captar un volumen muy elevado de residuos y por los costes de transporte de los mismos. Suelen ser proyectos fantasma que, además se vuelven en contra del propio sector, ya que al tener mucha demanda de residuos generan entre los productores de residuos unas expectativas que llegan incluso a demandar pagos por entregar el residuo, convirtiendo un residuo en una materia prima con valor, lo cual resulta a todas luces absurdo y va en contra de cualquier lógica económica y medioambiental. Incluso, se llega a contemplar el ofrecer dinero por purines de cerdo que tienen un bajísimo potencial de producción de biogás, creando una distorsión del mercado de residuos que, a veces, imposibilitan el desarrollo de otras instalaciones menos ambiciosas en volumen, con menos impactos ambientales y más realistas.
Finalmente, el aspecto fundamental es la gestión del digestato. Aunque no sea en este aspecto en el que más inciden muchas plataformas vecinales excepto aquellas que están en zonas de producción ganadera que sí que sufren las consecuencias de una mala gestión de los residuos ganaderos. Muchos proyectos afirman que se va a producir un fertilizante de calidad sin fijar ni el proceso ni la tecnología realizada para ello. Baste decir que la gestión del digerido puede suponer un porcentaje muy elevado de la inversión de la planta, incluso mayor que la de la instalación de producción de biogás y upgrading a biometano. Por eso, aquellos proyectos que no definen bien esta gestión o no tienen superficie para aplicar al terreno directamente en tiempo y cantidad adecuada, son proyectos totalmente inviables a futuro. A este respecto sí que existe algún aspecto positivo desde el punto de vista medioambiental en la concentración de los residuos en una planta, este aspecto es la mayor facilidad de control de la gestión del digestato en los residuos ganaderos. Cuando la gestión se desarrolla en pequeñas explotaciones ganaderas, la administración no tiene capacidad de control porque debería contemplar un número enorme de granjas, pero cuando esta se concentra en instalaciones mayores (como siempre me refiero a instalaciones no gigantescas de las que ya comentamos su inviabilidad), aunque la gestión sea más compleja por los volúmenes a gestionar, siempre es más controlable por la administración por existir una sola instalación a controlar. Aquí se produce un cierto contrasentido con la promoción de pequeñas plantas como medio de generación distribuida y menores impactos que apuntamos arriba. Por ello, quiero aclarar que cuando hablo de menores riesgos en el uso del digerido me refiero a comparar las grandes plantas con explotaciones ganaderas pequeñas, no con pequeñas plantas, muchas de autoconsumo, que deben tener un sistema de gestión definido y controlable.
En resumen, creemos que las plataformas deberían valorar el tamaño de la instalación y el emplazamiento de la misma que debe ser en zonas de alta producción de residuos, también los métodos y tamaños de los almacenamiento de los residuos a digerir y, sobre todo, se debe exigir una solución clara y técnicamente viable para la gestión del digerido. Vuelvo a insistir en que una planta de biometano que contemple de forma adecuada los aspectos arriba indicados es una planta muy positiva para el medio ambiente, por las razones ya comentadas a principio de esta reflexión.
Otro aspecto final que hay que comentar es que las plantas de biometano no pueden recibir subvenciones porque en ese caso, no podrían vender certificados verdes, su principal fuente de negocios. Las subvenciones que ha convocado IDAE para este tipo de proyectos no se han cubierto o han quedado limitadas a pequeños proyectos por la razón anteriormente apuntada. No es válido el argumento, al menos de momento, que algunas plataformas utilizan, de que las plantas de biometano van a estar muy subvencionadas.
- LAS PLANTAS DE BIOMETANO Y EL SECTOR PORCINO, LA POSICIÓN DE LOS GRUPOS EN CONTRA DE LA GANADERÍA INDUSTRIAL
Dentro de la oposición ciudadana, merece capítulo especial la total oposición al biometano de asociaciones y plataformas en contra de la ganadería industrial del porcino, las llamadas macrogranjas, que han llegado incluso a equiparar la ganadería industrial y las plantas de biometano en cuanto a sus impactos ambientales.
Creo que existe especial desconocimiento de estos grupos respecto a lo que es una planta de biometano, sobre todo en sus aspectos positivos. Especialmente creo que desconocen la baja relación que una planta de biometano pueda tener con el desarrollo del sector porcino, más allá de argumentos de algunos empresarios del sector porcino que intentan justificar la bondad medioambiental de sus instalaciones con la existencia cercana de una planta de biometano, cosa que no es justificable si no existe en la misma una gestión adecuada del digerido como hemos ya indicado. Es importante aclarar a las asociaciones en contra de la ganadería industrial que el problema no está en el biometano, sino en la mala gestión del digerido, ya sea en las explotaciones ganaderas o en las plantas de biometano
Lo primero que hay que entender es que una planta de biometano nunca puede ser justificable exclusivamente como planta de tratamiento de purines de porcino. Ya apuntamos al principio de esta reflexión que, para una planta de 70 GWh que era el tamaño medio de una planta estándar del estudio de SEDIGAS se necesitarían alrededor de un millón de toneladas de purines de porcino o, lo que es lo mismo, los purines de unos 500.000 cerdos. Esto supone una total inviabilidad por el radio de actuación pero, además, aunque se consideraran plantas menores, (se han presentado proyectos que contemplan tratar 300.000 t de purines de porcino), la baja producción de biogás de estos purines hacen totalmente inviable la planta desde el punto de vista económico. El purín de porcino en una planta de biometano solo es un residuo marginal que sustituye al agua para poder dar movilidad suficiente al mix de residuo a digerir pero jamás una planta de biometano va a utilizar exclusivamente purines de porcino. Cualquier proyecto que diga basarse en porcino es un proyecto fake.
Por ello, el efecto llamada que algunas plataformas en contra de la ganadería industrial dicen que van a producir las plantas de biometano no es un argumento válido y no es más que abundar en el bulo de que las plantas de biometano pueden utilizar mayormente purines.
Una planta de biometano puede basarse exclusivamente, y así están funcionando muchas, en la fracción orgánicas de los residuos urbanos y no tiene en este caso nada que ver con residuos ganaderos o purines. Pero también existe un gran potencial a base de residuos agrícolas, agroindustriales y otros residuos ganaderos mientras los purines de porcino solamente pueden ser una parte residual de la instalación.
A mi entender las plataformas en contra de la ganadería industrial, con las que yo he colaborado y colaboro habitualmente, cometen un grave error uniendo el biometano a la ganadería industrial o macrogranjas. Es cierto que algunas administraciones pueden pretender dar autorizaciones a explotaciones ganaderas en base a las plantas de biometano, pero es necesario desenmascarar el error de estas administraciones, seguramente por desconocimiento técnico. Y no equiparar desde el punto de vista medioambiental a una macrogranja con una planta de biometano como hacen algunas asociaciones en contra de las macrogranjas.
- CONCLUSIONES
Resumimos aquí algunas conclusiones que entiendo se pueden deducir de este documento:
– El sector del biometano es un sector poco desarrollado hasta la fecha en España que requiere de un importante desarrollo futuro para cumplir las normas europeas.
– Las plantas de biogás y biometano son positivas desde el punto de vista medioambiental por ser un sistema eficiente de tratamiento de residuos, generar un combustible renovable y ser uno de los medios de lucha contra el cambio climático.
– Aún cuando el potencial de desarrollo del biometano en España es muy importante, se han publicado algunos estudios de potencial que entendemos que están por encima del potencial real de plantas viables económica y medioambientalmente.
– Estos estudios han atraído a desarrolladores, ingenierías e inversores, a veces desconocedores de la realidad del sector, sobre todo en el aspecto agropecuario, que han producido un boom de proyectos en desarrollo, muchos de ellos inviables.
– El gran número de proyectos y plantas anunciadas han generado un rechazo social de muchas asociaciones y plataformas vecinales hacia el biometano sin distinguir entre proyectos viables y beneficiosos para el medio ambiente y aquellos que nos lo son.
– Es necesario que las ingenierías e inversores, adopten códigos de conducta para construir proyectos medioambientalmente correctos. Seguramente también se concluirá que muchos de los proyectos que no cumplen unos mínimos códigos medioambientales, tampoco son medioambientalmente viables.
– También sería importante que las plataformas ciudadanas y asociaciones, especialmente las asociaciones en contra de la ganadería industrial, adoptaran criterios más técnicos y rigurosos para valorar de forma correcta su oposición a las plantas de biometano.
Fernando Suárez Mejido
Noviembre 2024
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